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Carta 5: de viaje sin pensarlo

Foto de Josiah Weiss en Unsplash
Foto de Josiah Weiss en Unsplash

La mañana se levanta gris el tres de abril, sigue sin haber coches en la calle, parece que toda la actividad del pueblo se ha desplazado a la farmacia de la esquina donde la gente hace cola en la calle. ¿Qué pasa, todos se han puestos enfermos hoy?

Frente a la ventana de mi dormitorio pasa una chica con un niño de la mano, hoy nadie se detiene ante el escaparate de la juguetería, pasa la Local y la chica apura el paso, ¿de qué huye?

No hay cola en la pescadería, se ha hecho el silencio en el parque, los columpios están desiertos, los perros no pasean por la acera, la panadería… miro un rato, a esta hora la abuela de Teresa siempre compra el pan, hoy no.

Me siento ante el ordenador, tengo poco trabajo… haré algunas llamadas y las gestiones que pospuse ayer… Es viernes, hoy tendré que hacerlas, no es ético que las posponga al lunes, aunque estaría bien para incrementar las tareas a hacer.

En el Ayuntamiento no salen a tomar café, la churrería está vacía… No, cerrada. No hay abuelos para el chocolate. Esta situación empieza a darme miedo.

Pongo la radio, más de lo mismo… cambio el dial y suena Diego Torres. Sabe que la tristeza algún día se irá, que lo imposible se puede lograr.

Mi alma vuela, empiezo a cantar… Parece que se asoma el sol. El miedo huye, reenfoco el día, mente positiva…Me pinto la cara, el gris torna a verde.
Vamos a tentar el futuro con el corazón, al fin tengo tiempo para pensar lo que voy a hacer mañana. Nunca puedo detenerme a pensar… ahora el reloj se ha parado, tengo todo el que quiero, el que necesito. Me voy de vacaciones.

¿De vacaciones? Si, de vacaciones, esta vez no cogeré un avión, me apetece mar y montaña … ¡Ya está, me voy de mochileo por el Norte!

Me pierdo en las calles de San Sebastián con las barras llenas de pinchos, Santander: un paseo por La Concha y que su arena fina masajee las plantas de mis pies cansados. Subo a Peña Cabarca, veo por los valles pasiegos, Cabárceno… que sobaos tan ricos.

Todo es verde, Covadonga… no hay niebla puedo ver todos sus lagos, las vacas pastan en la hierba tierna llena de manzanilla silvestre, Cangas de Onís… que bien se come en Cangas de Onís. No me puedo olvidar de acercarme a ver los carballones de Oviedo y luego… luego Oscos, que silencio tan maravilloso, los abuelos me saludan… da gusto.

Y ahora un ratito de calor, Santa Tecla, las Cíes, Santa María de Oia… ante mis ojos sólo verde y azul… el catamarán va de una isla a otra… y a la vuelta Santiago. No hay lluvia más bonita que la de Santiago.

Ya lo decía Séneca: “Viajar y cambiar de lugar revitaliza la mente.”

¡Pero mira que me lío a hablar, debes de pensar que aburrimiento de tía!… y tú, ¿a dónde te vas de vacaciones? Yo me he largado así en dos párrafos, me lo he pasado genial y lo mejor es que no me ha hecho falta ni abrir la cartera.

Anda, prepara la mochila y vámonos de vacaciones. Pero esta vez me las cuentas tú, que soñar también agota.

Buen viaje, no te olvides de contármelo a la vuelta, te espero.
Un biquiño.

Marta Casás Sardiña